viernes, 31 de agosto de 2007

Cosas varias

Hola,
me gustaría escribir sobre todo y sobre nada, porque a veces me canso de mí mismo, de mis temas recurrentes, de mis obsesiones y opiniones...Porque, qué se le va a hacer, de momento, sigo pensando como siempre. Es decir, cualquiera que me conozca sabe lo que se me pasa por la cabeza, para bien o para mal...

Estos días tampoco han sido gran cosa. Ella sigue en la cama, ausente o presente, según el momento, pero yo insisto: me reconoce, me agarra de la mano y me sonríe. El otro día,para provocarla, mi tía le hizo cosquillas en la planta del pie, y se molestó e indignó, y miró a mi madre para que la defendiera. Un zombie no actúa así, ¿no? Quién sabe qué clase de lazo es el que la une con la realidad.

He leído que Scarlett Johansson quiere ir a Irak a animar a las tropas americanas para emular a la Marilyn que, al parecer, sueña con ser. Y van a estrenar una película, basada en hechos reales, en la que Angelina Jolie interpreta a la esposa embarazada de un periodista judío americano secuestrado y asesinado en Afganistán. Ante esto, ¿qué creen que voy a decir? ¿Hay que decirlo de nuevo? Comentar y criticar lo de siempre: quiénes son los que reciben publicidad y quiénes son los olvidados del mundo. Hasta que las cosas no cambien yo tampoco puedo cambiar de forma de pensar, y mucho me temo que hasta el día que me muera, todo seguirá igual...

Vi la obra de teatro "La cabra o ¿quién es Sylvia?" y me ha costado digerirla hasta comprender, finalmente, que no me gustó nada. Nada. Podría dar muchos motivos, pero me limitaré a decir que me pareció pretenciosa y fallida. El autor utilizaba una metáfora sexual y existencial (un hombre de éxito que mantiene relaciones carnales con una cabra)para cuestionar la estabilidad y la coherencia del sistema de valores que sostiene nuestra sociedad, es decir: por qué hay cosas que tienen que estar MAL y otras que tienen que estar BIEN.
Todo esto está muy bien, pero la obra, en mi opinión no funciona: refleja más bien el estado confuso y, con perdón, desquiciado del autor, Edward Albee, con respecto al binomio vida/ sexo. Ejemplo de esto es ese momento de la obra en la que se cuenta cómo un hombre, acunando a su bebé, tiene una erección, lo más normal del mundo, dejan caer...O esa otra escena en la que el hijo homosexual besa en la boca a su padre, "porque en ocasiones, el amor se confunde con el sexo" (...)
Por curiosidad, he leido un poco sobre la vida de Albee y he comprobado, como me imaginaba, que era homosexual, pero un homosexual que, debido a la dura época que le tocó vivir, no pudo hacer públicas sus tendencias. Así que esa represión unida a cierta confusión, sean quizás las responsables de que la obra que escribió me parezca una amalgama de despropósitos y pretensiones que no dan forma a nada.Y que resultan desagradables. Aunque claro, es lo que pienso desde mi cuestionable sistema de valores...

Bueno, pues me despido, siguiendo pensando lo que pensaba desde la primera línea.

Paz y amor.

sábado, 25 de agosto de 2007

Feliz (y oscuro) cumpleaños


Como le prometí, señor Pequeño Perdedor, o Paulus Augustus, como oso llamarle, aprovecho mis páginas doradas para enviarle una felicitación/disculpa por haber olvidado su cumpleaños, que fue el pasado 12 de agosto.

Quería escribirle algo original, pero para qué engañarnos: las fiestas de mi isla me están pasando factura, porque uno ya tiene cierta edad, y el beber y el trasnochar tanto me han agotado, qué se le va a hacer. Espero que me queden aún algunas neuronas para continuar escribiendo en este blog.

Así que aquí se lo pongo bien claro: Feliz cumpleaños. Y aprovecho para decirle lo que ya sabe que pienso: que de "pequeño perdedor" usted no tiene nada, que es uno de los hombres más originales, sensibles y extraordinarios que he tenido el placer de conocer, y que aceptar las reglas de esta mezquina vida no consiste en perder la esencia de uno mismo, sino en saber cuándo y con quién modularse y contenerse para lograr los fines que uno busca. Creo que sabe a lo que me refiero. Aunque a mí, a veces, no me vendría mal aplicarme el cuento...

Lo dicho, amigo mío. Que el año que está ya estrenando sea la confirmación de su genio, el último coletazo de indecisión antes de alcanzar la madurez definitiva.

Que la fuerza le acompañe.

lunes, 20 de agosto de 2007

El horror simpático


Estoy feliz porque hoy he terminado mi nueva obra de teatro. Se titula "El horror simpático", en homenaje a un poema de Charles Baudelaire. Y es que se puede decir que Charles Baudelaire inspira en cierta manera la obra, porque aunque de contenido crítico alegórico (crítico con la guerra y con los políticos chupatintas), en cada acto de la obra (son cuatro piezas ligeramente interrelacionadas), se recita parte de cuatro diferentes poemas del señor Baudelaire.

Feliz pero cansado, no escribiré más sobre el asunto, de momento. Estoy concentrado en otros menesteres. Resulta que esta noche celebramos el cumpleaños de mi querida amiga, la señorita Sintra Queiluz.

Disfruten de los versos del maestro de las flores malvadas.


EL HORROR SIMPÁTICO

De este cielo extravagante y lívido,
Atormentado como tu destino,
¿Qué pensamientos en tu alma vacía
Descienden? Responde, libertino.

-Insaciablemente, ávido
De lo oscuro y lo incierto,
Yo no gemiré como Ovidio
Arrojado del paraíso latino.

Cielos desgarrados como arenales
En vosotros se contempla mi orgullo;
Vuestras amplias nubes enlutadas

Son los carros fúnebres de mis sueños,
Y vuestros fulgores son el reflejo
Del Infierno donde mi corazón se complace.

sábado, 18 de agosto de 2007

Fragilidad


Últimamente me cuesta escribir; estoy cansado, tengo demasiadas cosas y tareas en las que pensar; pero también sucede que tengo muy buenas compañías con las que disfrutar de mi tiempo libre en vez de quedarme encerrado en casa, refugiado en los las letras, todo hay que decirlo...

La verdad es que me siento afortunado de tener tan apreciables personas en mi círculo más íntimo, y más cuando algunos de estos seres humanos aparecen de forma inesperada, o reaparecen en mi vida tras mucho tiempo sin saber de ellos; pero cuando nos encontramos, es como si no hubiera ocurrido nada, como si el cariño y la riqueza de lo que compartimos en el pasado hubiese sido, durante todo este tiempo, un imperecedero regalo.

Como en estos momentos me siento exhausto, casi evadido de la realidado, voy a aprovechar para recomendar una película que vi hace unas semanas y que me llamó gratamente la atención, pese a que no fue ningún éxito de taquilla. Se trata de un cruel cuento de hadas firmado por Juanma Bajo Ulloa donde el final es el chispeante golpe de gracia que provoca que a muchas almas sensibles esta historia se les ancle en el recuerdo. Se titula "Frágil", y tras la visión de la película, también pude ver una entrevista con el director y los actores, un encuentro un tanto amargo, porque mientras que el actor masculino podía presumir de que iba a trabajar próximamente con Woody Allen, el director, Bajo Ulloa, con una sombra de pesadumbre, casi admitía que sus películas eran un fracaso porque eran incomprendidas por la mayoría de la gente, y que estaba tan desmoralizado, que el proyecto más inmediato que tenía era hacer algo sobre videojuegos, o un videoclip, no recuerdo...Me dio pena, porque creo que este director es uno de los pocos del cine español que puede presumir de poseer un estilo original, propio y protegido de las ínfulas comerciales tendentes a la alineación y al lavado de cerecbro.

Aquí dejo la ficha de la película para quien se anime a verla. Por cierto: anímense.

FRÁGIL

Dirección: Juanma Bajo Ulloa.
País: España.
Año: 2004.
Duración: 112 min.
Género: Drama, comedia.
Interpretación: Muriel (Venus), Julio Perillán (David),Paula Pizzi (Francesca)...

Venus (Muriel) tiene 25 años, es dulce, román-tica y no muy atractiva. Ella vive con su estoi-co padre en un aislado valle del norte. Ambos trabajan en las tareas del campo y fabrican miel de flores. Su relación siempre ha sido cordial pero absolutamente carente de cualquier muestra de cariño. Cuando tenía 9 años, un niño dio a Venus su primer y único beso, y los dos se juraron amor eterno. Desde ese momento, día tras día, ella espera en vano su regreso. Una mañana el padre aparece muerto. Venus abandona su hogar y sale en busca del amor perdi-do y de sus sueños. No muy lejos de allí, David (Julio Perillán), un joven actor, magnético y arrogante, aguarda el comienzo del rodaje de la superproducción de Hollywood de la que será protagonista, "Dark tale". La idea de empezar a ser deseado y querido por millo-nes le tortura... porque le gusta más de lo que él quisiera. Pronto David y Venus se encontrarán, y ella sentirá al fin que su búsqueda ha terminado... aunque el mundo real no es exactamente igual que los cuentos que ella leía de niña...

lunes, 13 de agosto de 2007

Inquietud

Lo más triste de todo es ver a una mujer reducida a un guiñol. Un guiñol privado del habla y con la mitad derecha de su cuerpo paralizada. Los médicos dicen que no se entera de lo que sucede, que no puede comunicarse, ¡soberana mentira! A mí sí que me reconoce. Le hablo, y me sonríe si me tiene que sonreir, o tuerce el gesto cuando le gasto las bromas que la pinchaban cuando estaba bien. Le canto las canciones que siempre le he cantado y reacciona, y tanto que lo hace...Cuando le traen la bandejita de la comida, mira con curiosidad lo que le toca, y come con avidez y mira en el plato a ver cuánto le queda. Cuando le digo que le voy a dar vaselina en los labios, me pone morritos para que se la aplique con mayor facilidad y luego se la extiende ella sola.

A veces llora, se dará cuenta de lo que le sucede; gimotea unos segundos y luego vuelve al que ahora es su estado: esa misteriosa semi inconsciencia; sólo ella sabe lo que siente, lo que percibe.

La mitad derecha de su cuerpo está inmovilizada, ya lo he dicho. Esa mitad derecha que crió tres hijos y dos nietos; que limpió y sacó brillo a kilómetros de cocina, salón, madera, carne y hueso; que lavó paños y vestidos en el arroyuelo de su pueblecito del norte; esa mitad derecha que quiso golpear en vano a los médicos que no lograron sacar con vida de sus entrañas a aquel cuarto hijo cuyas ropitas guarda en sus armarios, bañadas en naftalina y lágrimas de maternal melancolía. Sí, esa mitad derecha está más olvidada que muerta, y me esfuerzo en que tome conciencia de ella, porque los médicos nos han advertido de que "no sabe" que tiene ese lado derecho. ¡Qué horro! ¿Se imaginan? Que a uno se le olvide que tiene una parte derecha con todo lo que conlleva una parte derecha, con su mano derecha, su pierna derecha, su pulmón, riñón y ojo derechos...Sus amores derechos, sus odios derechos, su vida al derecho...Qué cruel es la vida, y el tiempo, y la vida, ¿qué están haciendo con nosotros? ¿Experimentando? Nos crean, nos lanzan al escenario para que nos volvamos locos, y cuando se aburren, nos borran del mapa...Será mejor que me calle, porque parezco uno de esos locos que creen que somos descendientes de extraterrestres que hicieron turismo por el planeta hace millones de años...

No quiero hablar más del tema pero, al parecer, eso es imposible...

Lo que saco en claro de todo esto que la mejor venganza contra la enfermedad, la muerte y la desdicha es procurar que cada noche, al acostarnos, no nos arrepintamos de haber actuado del modo equivocado, y que cada mañana, nos despertemos con el convencimiento de que vamos a actuar de acuerdo a nuestros sentimientos, dentro de lo que nos sea posible. Ya sé que suena a filosofía barata, pero hay tanta gente viviendo vidas que no desean vivir, rodeados de personas que detestan, interpretando roles que les disgustan que...nunca está de más decir que siempre es posible empezar desde cero. El punto de inflexión lo marca la voluntad de uno, no un cachete inesperado o un golpe a tración.

jueves, 9 de agosto de 2007

Llorar para adentro

Cuando me fui, la dejé en la casa de la playa, frágil pero serena; me despidió con un beso y dinero, "cómprate algo y acuérdate de mí", me dijo. No quise coger el dinero, pero lo acabé cogiendo, y le di un abrazo y nos despedimos. Quién iba a decir que sería la última vez que escucharía su voz. Allí la dejé, con su bata de verano color rosa y sus cabellos blanquecinos de los que siempre se quejaba. Allí la dejé, junto a la playa.

Ya he vuelto de Portugal, después de ver decenas de maravillas como el Palacio del masón de Regaleira, lleno de laberintos, elementos esotéricos y pasadizos subterráneos sin una pizca de luz y con goteras heladas; como la idílica Cascais, que hace pensar en la Costa Azul; como el café en el que Fernando Pessoa escribía y charlaba con otros intelectuales de la época; como la Boca del Infierno, donde Aleister Crowley fingió su propia muerte poco antes de una cita con Pessoa...
He visto tantas maravillas, subido tantas escaleras, tomado tantas fotografías,y sin embargo, no he gastado el billete que ella me dio en algo que me recordara a ella. Simplemente doblé el billete y lo guardé en mi cartera. Pero sí que me he acordado de ella, cómo no.

De nuevo en la isla, me lo han dicho, y por dentro, he sentido como si un afilado gancho me retorciera las entrañas hasta extraerles la última gota de savia. Antes de ir al hospital, estuve ensayando cómo llorar para adentro: es la única manera de no contagiar el llanto y mantenerse duro como una piedra mientras los demás se desploman. Tengo comprobado que fingir ser imbatible hace que los otros crean que es posible combatir cualquier mal, digamos que sé cómo alentar aunque por dentro mi alma sea una ruina. Es la sabiduría del que desea a toda costa no ver sufrimiento a su alrededor.

En el hospital no la he visto ya, me he encontrado con un cuerpo que posee sus rasgos y ciertos actos reflejos que la enfermedad no logra a arrebatar ni al más moribundo de los moribundos.
No habla, farfulla cosas ininteligibles, quizás actos reflejos que retrotraen a frases que pronunció en vida. Es curioso, pero las úncas palabras que he creído entender son insultos, reproches, despropósitos, algo sorprendente tratándose de un ser tan bondadoso. Será que es verdad lo que dicen: los enfermos más debilitados son los que sacan toda la ira y crueldades que en vida se tragaron. Será que la cercanía de la muerte les ha arrebatado toda herramienta de contención o mesura: para qué, si dentro de poco sólo serán un recuerdo y no tendrán que responder ante nada. A los fantasmas se les perdona todo.

La hablo y la acaricio como si fuera un bebé. Esa es la cruel paradoja de la existencia: pasada cierta edad media, no hacemos sino encogernos y tornarnos de nuevo en ese ser primigenio y vulnerable que necesita cuidados y constantes reprimendas por sus bruscos modales e incontrolados impulsos.

La hablo y la acaricio, y ante algunas de mis palabras, reacciona sonriendo. Una sonrisa de labios consumidos, una rayita horizontal pintada encima de su mentón y bajo la nariz que la transforma en una desangelada máscara en la que apenas brillan dos esferas color marrón apagado donde las lágrimas condensadas han sustituido a la luz. Y yo, me hago el fuerte, llorando para adentro, respirando hondo, ordenando a mis lágrimas que vuelvan a su fuente y no den guerra: es difícil interpretar al imbatible.